Espacio Cambio Positivo está formado por Liliana García y Dalila Virgolini, madre e hija, psicólogas unidas por una misma vocación: acompañar procesos de crecimiento personal desde una mirada integradora, humana y consciente. Su colaboración combina la experiencia clínica y docente con la investigación y la sensibilidad por los vínculos, la ética y el bienestar.

Liliana E. García Romano

Directora y fundadora de Espacio Cambio Positivo. Psicóloga. Instructora de meditación.

Licenciada en Psicología por la Universidad de Mar del Plata (Argentina), con posgrado en terapia sistémico-relacional y psicoterapias dinámicas. Desde 1992 se ha dedicado al trabajo clínico con adultos, parejas y familias, integrando una mirada amplia y humanista de la psicología.

Reside en España desde 2002, donde continúa desarrollando su práctica profesional, impartiendo talleres y seminarios orientados a mejorar la calidad de vida, la gestión del estrés y el bienestar emocional. En su consulta, promueve una terapia centrada en la persona, orientada a soluciones y al fortalecimiento de los recursos internos.

Su práctica personal con la meditación ha nutrido profundamente su enfoque terapéutico, integrando técnicas de relajación y atención plena en el ámbito clínico y educativo. Forma parte del grupo de Psicología y Meditación del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, del que fue coordinadora en el año 2013-2014.


Reflexión sobre la práctica

“He emprendido con gran motivación la idea de este espacio para continuar trabajando e investigando en los campos de la psicología, la meditación y la espiritualidad entendida como valores humanos.

En mi experiencia, la relajación y la meditación se complementan: la primera ayuda a calmar cuerpo y mente, la segunda invita a mirar hacia dentro y cultivar transformaciones profundas y sostenidas en el tiempo.

La respiración, la atención y la comprensión consciente permiten reencontrar el equilibrio interior. A través de la meditación se nutre el alma como el alimento nutre el cuerpo; se cultivan valores, se fortalece la claridad mental y se abre el corazón a la compasión y la sabiduría.

El papel del psicólogo que practica estas técnicas es acompañar desde la guía, la escucha y la comprensión profunda, ayudando a transformar el sufrimiento y a recuperar el sentido vital.”

Ver entrevista sobre psicología con Liliana E. García

 

 

Dalila Virgolini 

Psicóloga General Sanitaria · Investigadora · Colaboradora en Espacio Cambio Positivo

Psicóloga General Sanitaria y Máster en Investigación en Psicología. Su trabajo integra una perspectiva empírica y ética, con especial interés en la relación entre empatía, valores y conducta social.

Ha presentado su investigación sobre empatía, desconexión moral y especismo en la PHAIR – Animal Advocacy Conference (Edimburgo, 2025), aportando una mirada interdisciplinaria al estudio del comportamiento humano y la conciencia moral.

Combina su formación en psicología con una sensibilidad artística y una trayectoria profesional internacional, lo que le permite abordar el acompañamiento psicológico con una visión amplia y humana.

Se interesa por los enfoques terapéuticos basados en la evidencia, las relaciones de ayuda y la conexión entre bienestar psicológico, ética y creatividad. Cultiva prácticas que promueven un estilo de vida consciente —como la meditación, el yoga, la cocina vegana y la escritura reflexiva—, y participa activamente en el desarrollo de proyectos y talleres dentro del espacio.


Reflexión sobre la práctica

“Me emociona el privilegio de poder escuchar y acompañar historias. Cada persona que llega trae consigo una trama única: su manera de resistir, de sentir, de buscar sentido.

Entiendo la psicología como una disciplina que busca observar y comprender la conducta en su contexto, facilitar la toma de conciencia y promover cambios sostenibles. Una práctica que se apoya en la evidencia sin perder la dimensión humana.

Creo en el valor terapéutico de lo cotidiano —caminar, cocinar, escribir, compartir— como actos de presencia que devuelven el contacto con uno mismo y con la vida.

Mi deseo es que el espacio terapéutico sea un lugar donde poder detenerse, mirar con amabilidad y redescubrir recursos internos que quizá estaban dormidos.

Mi búsqueda personal y profesional es intentar cultivar la amabilidad, la generosidad, la humildad y la paciencia, sin dejar de tener sentimientos compasivos con el sufrimiento que, de un modo u otro, compartimos todos.”